Los alfajores hacen parte de la esencia argentina. Su contenido de dulce de leche hace que deleiten el paladar no solo de este país latinoamericano sino del mundo entero.
Aunque el origen del dulce de leche es bastante discutido (se comparte con varios países de América Latina), los alfajores hacen parte de la pastelería argentina.
Se trata de un postre de dos tapas de masa dulce, mientras que en el medio se rellena con dulce de leche. Normalmente están bañados de chocolate negro o blanco.
¿Cuál es el origen del alfajor?
El alfajor proviene de Andalucía, España que emigró a las tierras argentinas en el siglo XV. Sin embargo, su preparación es diferente porque en el continente europeo no le agregan dulce de leche.
De hecho, antes de que el postre llegara a la península Ibérica, el alfajor se consumía en Arabia donde se llamaba al-hasú, es decir, “el relleno”. Era una receta dulce muy popular hace 700 años.
Finalmente, cuando el alfajor llegó al continente americano se combinaron los ingredientes del chocolate y el dulce de leche.

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¿Cómo debe ser un buen alfajor?
El pastelero argentino Damián Betular publicó en su libro Pastelería Vol. 1 la receta que verás a continuación. Un alfajor argentino tiene sus propias características claves para considerarse como uno de calidad. Para empezar, debe tener un dulce de leche que sea repostero y preferiblemente de excelente calidad.
Las tapas deben ser crocantes por fuera y tiernas por dentro. Así que es importante no excederse en su cocción.
De igual manera, si el alfajor tendrá un baño de chocolate, este debe ser de buena calidad. Así que la mejor opción es que no sea chocolate hidrogenado.
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Ingredientes
- 120 gramos de manteca blanda
- 90 gramos de azúcar impalpable
- 2 yemas
- 200 gramos de harina 0000
- 300 gramos de dulce de leche
Instrucciones
- Para empezar, bate la manteca con el azúcar impalpable hasta lograr una crema pálida.
- Agrega las yemas de a una, bate hasta incorporar.
- Por último, añade la harina tamizada, hasta conseguir una masa. Cubre con papel film y lleva a la nevera, mínimo por dos horas.
- Estira la masa en la mesada apenas enharinada hasta llegar a medio centímetro de espesor.
- Corta las tapas de 7 centímetros de diámetro.
- Coloca las tapas sobre una plancha de silicona microperforada o una placa enmantecada.
- Hornea a 170°, hasta que se encuentren doradas. Deja enfriar.
- Une de a dos tapas con dulce de leche.